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Tres jóvenes que viven de alquiler en habitaciones, un tipo de arrendamiento cuyo precio ha crecido casi un 10% en un año y más de un 57% en cinco, relatan su experiencia entre continuas subidas de las mensualidades, mudanzas forzosas y una búsqueda en portales inmobiliarios que “genera ansiedad”
Solo 59 de las 3.802 habitaciones en alquiler de Madrid ofrecidas en Idealista a fecha 9 de octubre cuestan menos de 300 euros al mes. Muchas de ellas, las más económicas, indican además que las inquilinas (los anuncios especifican que deben ser mujeres) dispondrán de las estancias en régimen de “trabajadoras internas”.
Es el reverso más precario del estado del alquiler de habitaciones de la capital. Conforme se aumenta el límite máximo de precio en el buscador, las opciones se vuelven algo más dignas. Pero, como con el resto de arrendamientos, la situación se ha recrudecido en los últimos años. De los 732 alquileres de habitaciones inferiores a 400 euros en Madrid, solo alrededor de un 15% se encuentran dentro de la almendra central que marca la M-30. Los dormitorios de entre 350 y 450€ mensuales en pisos compartidos por tres, cuatro o cinco personas se han convertido en norma en Vallecas, Villaverde o Usera.
Sonia, diseñadora gráfica freelance, debe costearse un alquiler de 390€ sin gastos incluidos en Opañel (barrio del distrito de Carabanchel). “Es una habitación sin vistas que da a un patio anterior, la más pequeña del piso, aunque es verdad que mis compañeras pagan lo mismo y las suyas son un poquito más amplias”, cuenta en conversación con Somos Madrid.
Lleva un año en este alojamiento. Antes, abonaba una mensualidad inferior a los 300€ por una habitación (“con vistas a la calle y una pequeña terracita”) en Pacífico, barrio del más céntrico distrito de Retiro. El año pasado su casero decidió no renovar el alquiler, pese a que llevaba cuatro años como inquilina “sin ningún conflicto ni ningún mal rollo”, afirma. La comunicación fue tajante y no hubo opción alguna de negociación: “Nos dijo que iba a volver a vivir en el piso, aunque tenemos la sospecha de que encontró nuevos inquilinos que pagan mucho más”.
Real o no en este caso, la táctica es una de las más habituales por parte de los propietarios que quieren rescindir contratos de alquiler, sobre todo los habitacionales. Mateo vivía en el barrio de Quintana (Ciudad Lineal) con otros dos compañeros. A principios de año, el arrendador les trasladó que en junio debían marcharse ya que iba a vender el inmueble. Pagaba 300 euros por una habitación amplia, luminosa y ventilada con cama de matrimonio. “Ahora, aunque vivo en una zona algo más céntrica como es el barrio de Delicias, me dejo 450 euros al mes por otra habitación con casi la mitad de espacio, cama individual y una pequeña ventana que da a un patio interior. Todo en un piso con 20 metros cuadrados menos”, cuenta a este periódico.
Ahora me dejo 150 euros más al mes por otra habitación con casi la mitad de espacio, cama individual y una pequeña ventana que da a un patio interior. Todo en un piso con 20 metros cuadrados menos
A eso se suma la “odisea” de un proceso de búsqueda que le generó “mucha ansiedad”, y en el que las estafas que se aprovechan de la urgencia con anuncios falsos son cada vez más habituales. Finalmente acabó encontrando la habitación en la que hoy reside gracia a “los amigos de unos amigos”. Cree que de no ser por ello habría acabado pagando aún más por una vivienda peor.
Sonia, por su parte, pasó “tres meses actualizando Idealista cada mañana”. Cuenta que los únicos alquileres “razonables” duraban horas o incluso minutos, por lo que no pudo encontrar nada que se amoldara a sus posibilidades con cierto margen previo a la mudanza. Más tarde consiguió visitar tres habitaciones: “Una era un cuartucho por más de 400 euros y de las otras dos jamás me llamaron, por mucho que estuviera dispuesta a pagarles el mes de agencia que sé que ahora debería asumir el casero”. Seguía sin piso a una semana de tener que dejar su habitación, así que cuando finalmente consiguió la de Opañel lo sintió “casi como un milagro”.
Pero también los que se quedan en sus alojamientos pueden acabar pagando más, sobre todo teniendo en cuenta que los límites de subida del alquiler al 2% en 2022/2023 y al 3% en 2024 no afectan a este tipo de alojamientos. Es lo que le ha ocurrido a Pablo, que vive en una habitación en el distrito de Moratalaz por la que ha pasado de pagar 290 a 420 euros más gastos en apenas dos años.
“Estoy al límite, pero las cosas por el barrio no están mucho mejor. Además, ponerme a buscar otra habitación me da entre pereza y miedo”, relata a este periódico. En Idealista, el mayor portal inmobiliario de España, ninguna de las 41 habitaciones de esta zona de la ciudad desciende de 300 euros, que ya es más de lo que Pablo pagaba en 2022. Solo dos están por debajo de 350 y más de la mitad superan los 420 euros que ahora abona este joven de 27 años.
Las de Sonia, Mateo y Pablo son historias humanas que ilustran una realidad cada vez más difícil de afrontar, y eso que en ninguno de sus casos hay implicados (que ellos sepan) fondos de inversión, todos los propietarios son particulares. Una realidad que se traslada a los datos: a fecha de agosto de 2024, el coste medio de una habitación en alquiler en la capital supera el que pagan los tres (ninguno vive en el centro o en estancias de grandes prestaciones): alcanza los 522 euros mensuales. Así lo recoge el estudio Viviendas compartidas en España en 2024, publicado por Fotocasa el pasado septiembre.
Las cifras de una burbuja: habitaciones un 10% más caras cada año
El análisis de Fotocasa expone el enorme aumento de precios en la unidad mínima del alquiler habitacional respecto a 2023, cuando elDiario.es ya alertaba de la extensión de la crisis de la vivienda a este modelo, con un estudio propio a partir de las ofertas publicadas en Idealista. En él, se detallaba que un 38% de las habitaciones que se ofertan costaban más de 400 euros al mes y uno de cada cinco anuncios sobrepasaban los 500.
El nuevo estudio de Fotocasa concluye que el precio medio de una habitación en España ha crecido un 9,8% en un año, un 57,3% en cinco y un 89,4% en nueve hasta alcanzar los 488 euros. Un crecimiento sostenido en el entorno del 10%, muy superior al del IPC o al de los salarios.
La Comunidad de Madrid es la séptima con un mayor incremento en 2024, en concreto del 9,8% (justo al mismo nivel que el conjunto del país). Se trata de la tercera región con el alquiler más elevado de habitaciones, 552 euros al mes, solo por detrás de Catalunya (611) y Baleares (576). El estudio apunta que en Madrid ciudad la cantidad media es incluso mayor, hasta los 573 euros de media.
Son las cifras que ilustran el tiempo que les toca vivir a Sonia, Mateo y Pablo. Precisamente de eso, del tiempo, terminan hablando los dos primeros. “Claro que echo de menos mi terraza. En verano con el calor me daba la vida”, dice Sonia. A Mateo, en cambio, se le hace más duro afrontar el invierno: “Con una habitación y un piso más pequeñitos me da toda la depresión que llegue la época en la que no te apetece salir de casa”. Mientras, lo que Pablo se pregunta es cuánto tiempo podrá resistir en su habitación antes de cambiarla por otra que, ya lo asume, será peor.
Fuente: Somos Madrid en eldiario.es
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